El del Club Mirador es un caso extraño. Nunca ha tenido cancha propia, pero tampoco la ha solicitado.
Lo más curioso del caso es que no la ha necesitado para erigirse como el más exitoso equipo de voleibol de República Dominicana y, probablemente, del área.
Fundado el 14 de junio del año 1964, el equipo comenzó a practicar en una cancha que el Royal Bank construyó en el parque del sector Mirador, cerca de la casa de Gioriver y su esposa, la también entrenadora Mayo Sibilia.
En medio de la década del 80, se mudaron para las canchas abiertas del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte, desde donde hicieron el cruce para el hoy viejo Pabellón de Voleibol.
“El Mirador es un campeón sin cancha”, manifiesta Ricardo Gioriver Arias, su presidente, fundador y alma.
En el país, ha echado raíces la costumbre de exigir a las autoridades de turno las construcciones de instalaciones deportivas, sobre todo, en medio de celebraciones.
El Club Mirador parece ser la excepción de la norma.
Ahora no fue diferente. El Mirador, bajo la riendas de Wagner Pacheco, sorprendió al barrer en tres partidos y destronó la pasada semana a las Caribeñas como campeonas de la Liga Superior de Voleibol (LVS).
Las estelares salidoras Bethania de la Cruz , Nathalia Martínez, con endomoniados ataques y servicios fueron las protagonistas de esta nueva diadema alcanzada por un club que ya ronda los 55 años.
Las juveniles Camila de la Rosa, en las acomodadas, y Geraldine González, con sus gran defensa aérea, fueron las actrices de reparto para que las pupilas de Gioriver Arias se impusieran en tres tiempos (26-24, 25-14, 25-21) a las Caribeñas.
Al momento de la premiación a nadie se le ocurrió pedirle un techado al Gobierno, aun cuando le sobran méritos y trofeos en la vitrina del Mirador.
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