Oneil Cruz insiste en que es campocorto. Por su estatura, podría ser más bien “campolargo”.
El pelotero dominicano medía ya 1,85 metros (seis pies una pulgada) a
los 16 años, cuando firmó un contrato con los Dodgers de Los Ángeles.
Sus herramientas eran evidentes, particularmente su poder con el bate
y su fuerza con el brazo. También quedaba claro su potencial.
Este último ha aumentado incesantemente durante poco más de un lustro. También ha crecido la corpulencia de Cruz.
Ahora de 22 años, el pelotero mide dos metros (seis pies siete
pulgadas) y ha continuado su ascenso en la organización de los Piratas
de Pittsburgh, quienes lo adquirieron como parte de un canje que envió
al relevista Tony Watson a Los Ángeles.
Y aunque le gustaría seguir los pasos
de su fallecido compatriota Tony Fernández y jugar como campocorto en
las mayores, es posible que su cuerpo no le brinde esa oportunidad.
Fernández, cinco veces elegido al Juego de Estrellas y ganador de
cuatro Guantes de Oro durante sus 17 campañas en las mayores, brilló en
la posición con una estatura de 1,88 metros (seis pies dos pulgadas).
Hace tiempo que Cruz rebasó ese tamaño.
“Hasta este día, sigo rezando para no crecer más”, dijo Cruz el jueves, con una sonrisa.
Podría ser demasiado tarde.
Algunos equipos se muestran más cómodos que antes por contar con
peloteros altos en la posición de campocorto. Es el caso del dominicano
Fernando Tatis Jr. con San Diego, de Corey Seager con los Dodgers de Los
Ángeles y del puertorriqueño Carlos Correa de Houston, todos de 1,93
metros (seis pies cuatro pulgadas).
Cruz es más grande.
Los Piratas han insistido en que sus planes a largo plazo incluyen
darle a Cruz todas las oportunidades posibles en el campocorto. Pero se
niegan a asumir públicamente un compromiso más claro.
De hecho, el dominicano pasa ya un tiempo en los jardines, siguiendo
la estrategia que los Piratas aplicaron el año pasado con Cole Tucker,
quien ascendió como campocorto pero terminó ocupando el bosque derecho y
el central en las mayores durante 2020.
Cruz comenzó a prepararse en la pelota dominical dominicana. El
personal de Pittsburgh le pidió estar dispuesto este año a cambiarse de
guante, como parte de una serie de experimentos.
“Simplemente soy un deportista y un pelotero que no quiere ser tomado
por sorpresa nunca”, comentó Cruz. “Así que, desde el primer momento en
que escuché conversaciones y comentarios sobre eso, empecé a prepararme
para cuando llegue esa oportunidad. No sólo estoy preparado mentalmente
para esta oportunidad, sino también físicamente”.
Cruz se considera afortunado por
tener la posibilidad de jugar. Su carrera quedó en una encrucijada en
septiembre, cuando la camioneta deportiva que conducía chocó con una
motocicleta, matando a tres personas.
El pelotero fue arrestado y el fiscal de distrito dijo que Cruz había ingerido una cantidad no precisada de alcohol.
Sin embargo, no se realizó a Cruz ningún tipo de prueba, y los
Piratas recalcaron que era falsa la aseveración sobre el consumo de
alcohol.
Cruz se negó a hablar del accidente o de la situación en que se
encuentra el caso. Sin embargo, recibió permiso de volver a Estados
Unidos y afirma que está “en paz”.
Admite que está deseoso de aprovechar su estatura para robar uno o
dos jonrones en los jardines. Pero dejó claro cuál es su posición
favorita.
“Todavía me veo como campocorto”, enfatizó. “Nadie va a sacarme de ahí”.
Cruz habló con la confianza que se requiere para jugar en las
mayores. Aunque su equipo sigue probándolo en diferentes lugares, tal
vez la opinión del propio pelotero sea atinada.
“Pienso que cada chico que ha jugado como campocorto piensa así”,
dijo Derek Shelton, quien está en su segundo año como manager de
Pittsburgh. “No tengo problema con eso. Pienso en realidad que es un
gran comentario. Lo vemos como un campocorto. Pensamos que puede jugar
ahí. Su trabajo ha seguido siendo bueno. Ha jugado bien en los
encuentros”.
Su poder con el madero es obvio. Las prácticas de bateo de Cruz
suelen convertirse en espectáculos pirotécnicos. Promedió un respetable
.298 en 2019, en tres niveles distintos de las ligas menores.
Pasó el 2020 en un campamento periférico del equipo en Altoona,
Pensilvania, algo que consideró “grandioso”, dado que la alternativa era
no jugar en absoluto, en vista de que la pandemia borró prácticamente
toda la actividad en las menores.