La capital amaneció ayer mirando un standing que la dejaría fuera de
la postemporada, un escenario que solo se ha producido una vez en 64
torneos (2014-2015), en una carrera de fondo en la que sus felinos lucen
agotados con las lenguas afuera mientras observan pasarles unos Toros
con tanta fuerza como si la carreta que movieran fuera de papel.
Noviembre
ha agitado la parte baja del torneo Pepe Busto, con Estrellas y
Gigantes jugando con regularidad y Águilas de menos a más, luego de una
crisis cuatro juegos que la acercó al fondo.
Hace una semana, los
bovinos compartían el sótano con los Tigres (4-10), a tres choques de
unos Leones (8-6) al que ya le temblaban las piernas. Hoy, en medio de
una racha de seis triunfos, los romanenses (9-10) tienen un partido de
ventaja sobre los escarlatas en el cuarto lugar en una corrida 9-2 tras
comenzar el curso al lado del precipicio con 0-8. La última vez que los
bovinos perdieron (31 de octubre) los Dodgers igualaban a tres la Serie
Mundial en Los Ángeles contra el as de los Astros Justin Verlander.
La
gerencia de los Toros, que en medio del pánico desatado por el arranque
rompió con el dirigente Pat Murphy al cuarto partido y nombraron al
venezolano Carlos Subero, leyó a tiempo el diagnóstico. Corrigió los
problemas en el relevo que dejó escapar seis triunfos, cerró los
costosos orificios defensivos y los bates comenzaron a responder como
estaban programados.
“Trajimos a (Michael) Dimock (intransitable
en cinco entradas), se integraron (Luis) Santos, Keury Mella (cinco hits
y una vuelta en 7.1 innings) ha sido una gran sorpresa para nosotros,
Hansel Rodríguez, Fautino de los Santos, se integraron unos pitchers que
han hecho el rol que se le entregó”, dijo Stanley Javier, gerente del
club. “Entiendo que la única explicación es que el equipo está jugando
al nivel que supuestamente tenía que jugar y todo ha venido junto,
defensa, pitcheo y la ofensiva. Bateábamos .188 colectivo, ya bateamos
.232, esos 40 puntos de diferencia lo explican todo, también teníamos no
sé cuántos errores en los primeros juegos y ahora hemos mejorado”.
En
efecto, en sus primeros 14 encuentros cometieron 28 pifias que costaron
15 carreras. En los siguientes cinco solo cedieron dos errores. La
efectividad de su pitcheo ha pasado de ser la quinta (3.27) a la tercera
(2.93) a la vez que pasaron de ser segundos en robos (15 bases) a ser
punteros (23). Hace una semana que eran últimos en carreras anotadas
(42) y hoy van igualados en el tercer lugar (46).
“Hubo pánico
con el inicio, pero todavía no duermo. Cuando crucemos al round robin,
de ahí no voy a dormir hasta que pase a la final y entonces no duermo
hasta que ganemos la final, o sea que no hay sueño feliz hasta que se
acabe la pelota”, dijo Javier, que asumió las riendas el torneo pasado
cuando el equipo iba con 3-12 y en lo adelante jugó para 21-14 quedando a
un juego de la clasificación.
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