En el deporte como en la vida, Marianny Otaño ha venido realizando una carrera con obstáculos con notables éxitos.
Cada valla que deja detrás, parece ser un problema menos para la
juvenil atleta, quien a los siete años sufrió una traumática experiencia
en su pueblo de Jimaní, la que no quiere recordar.
El deporte y las asistencias de World Vision y de los sicólogos
Felipe Román y Rosa Hernández le ayudaron a conciliar nuevamente el
sueño y sustituir negativas imágenes que la atormentaron durante años.
También a cristalizar una reconfortante historia de superación personal.
“Gracias a ellos pude pasar la página y hace un tiempo ya que cuando
me acuesto lo que veo es a Marianny Otaño compitiendo y ganando”,
manifiesta la corredora de 18 años. Ella se inició en el atletismo en el
2012 gracias a Yasmany, su hermano mayor y Ángel de la Guarda, quien
corría 100 y 200 metros.
Sin tenis y compitiendo en jean, la epidermis de Marianny era
impactada a cada paso por el terreno árido donde corría en Jimaní, junto
con otros niños pobres, algunos hijos del sol. La tercera de los seis
hijos procreados por María Méndez, ama de casa, y Raúl Otaño,
agricultor, vino a la Capital en el 2016 tras ser fichada por el
departamento de Deportes de la Fuerza Aérea Dominicana.
Tan vertiginoso ha sido su ascenso que ya ha representado al país en
eventos de edades realizadas en Curazao, Puerto Rico, Cuba y ya se
alista para ir al Mundial Sub-20, que tendrá lugar en julio próximo en
Finlandia.
El pasado 19 de este mes conquistó la medalla dorada en los 100
metros vallas del Campeonato Nacional Superior de Atletismo con un crono
de 13 minutos y 94 centésimas, su mejor marca, todavía distante de los
13.21 que se requieren para ir a los Juegos Centroamericanos de
Barranquilla, Colombia, previstos para realizarse del 19 de julio al
tres de agosto.
Como agradecimiento a la sicología, ella estudia becada esa carrera en la Universidad Evangélica (UNEV), de la cual es una de sus principales exponentes deportivas.
“Me estoy preparando para seguir demostrando que sí se puede”, declara Marianny, quien tiene la vista puesta en ayudar a los niños de Jimaní, principalmente.
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