viernes, 7 de agosto de 2020

Horford y su valor más allá de las estadísticas

URIAH YOUNG
Filadelfia

 Con una victoria muy ne­cesaria el lunes pasado contra los San Antonio Spurs, el tiro más impor­tante del partido de los Philadelphia 76ers vino de Shake Milton. Sin embar­go, la decisión más impor­tante que hizo posible ese juego provino de un juga­dor muy difamado que no se llamaba Shake.

Desde su llegada el ve­rano pasado, Al Horford ha sido colocado en una caja por numerosos es­cépticos. Su papel y efica­cia han sido criticados. Su ajuste ha sido cuestiona­do. Su edad y movilidad disminuida cuelgan sobre su cabeza como un avión no tripulado listo para lan­zar una bomba en su ca­rrera. Sin embargo, lo que se pasa por alto a menudo es su experiencia y dispo­sición para hacer lo me­jor para el equipo sin ne­cesidad de ser el centro de atención.

Debo admitir que cuan­do Horford jugó para At­lanta y Boston, quedé decepcionado. Verlo for­mar un equipo All-Star con números de peatones me hizo poner los ojos en blanco. ¿Cómo podría es­tar entre los atletas y su­perestrellas más elitistas de la NBA? La broma so­bre Horford en el equi­po All-Star era que todo lo que le faltaba en estilo y destello lo compensa­ba colocando magníficas pantallas para sus compa­ñeros de equipo.

Una vez que se convir­tió en Sixer, lo abracé co­mo el jugador que podía mantener al equipo a flo­te cuando Embiid descan­saba. Aprecié el hecho de que siempre parecía el profesional consumado, despreocupado por la po­pularidad y sobresalir.

Como insinué ante­riormente, Horford no es su prototipo de All-Star. Cuando se trata de pa­trocinios, en lugar de co­merciales de Gatorade, consiguió el siempre tan codiciado anuncio de le­che con chocolate. Hor­ford consiguió, no Pepsi, ni Coca-Cola, ni siquiera Powerade. En cambio, se convirtió en una de las po­cas caras del sabor suave y refrescante de la leche con chocolate. ¿Los Sixers nece­sitaban ese tipo de estrella para la temporada?

 

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