miércoles, 20 de agosto de 2014

Estadio de béisbol en total abandono

El pueblo de Moca vive orgulloso de su estadio municipal de béisbol Bragañita García; Salcedo añora al Ignacio Reinoso, San Cristóbal luce su Temo Metz, Mao al Pucho Marrero, San Francisco de Macorís tiene al Ramón A.

Perdomo y Puerto Plata al José Briceño, pero ¿cuál es el nombre del estadio olímpico de La Vega? Aún no tiene nombre.

El estadio de la Ciudad Olímpica tiene una hermosa fachada, bien pintada de verde y con algunos árboles recién plantados, pero por dentro es otro asunto.

El antiguo parque de pelota data desde 1975 cuando se levantó para albergar los juegos de la Liga de Verano, hogar de la franquicia Indios del Valle, y era el lugar más acudido por los veganos.

Hoy solo exhibe una triste careta, la cual es detectada desde que se intenta entrar a su interior.
El tufo alucinante a orina y materia fecal junto al visible deterioro de todas las instalaciones eléctricas contrastan con su cara verde, bien pintada.

Los pasillos de entrada y hacia las graderías son hostiles para la salud, con manchones y aguas sanitarias pestilentes a pesar de que este ambiente no impide la visita de decenas de prospectos que acuden cada tarde a la búsqueda de un golpe de suerte que saque de la miseria a la familia con una firma del béisbol organizado.

El estadio anónimo ¿Cucho Carretero?
La Vega es la única provincia dominicana que logró un complejo deportivo construido por el Estado sin haber montado los Juegos Nacionales; el estadio de béisbol fue la primera pieza del mismo.

El doctor Joaquín Balaguer, presidente a la sazón, lo entregó a la comunidad el 13 de abril de 1975; en noviembre de 1976 confirió a los veganos la pista de atletismo, campo de fútbol, el pabellón techado de basket; en mayo de 1978 la piscina y en 1990 se realizaron los Juegos Nacionales y solo se construyó el multiuso. Desde entonces, el estadio es acudido como “el estadio olímpico”, otros le llaman “Cucho Carretero”, pero dirigentes de la época afirman, que no tiene nombre oficial.

“Nosotros los veganos nos damos el lujo de tener grandes atletas históricamente, por ello decidimos no ponerle nombre a ninguna instalación porque sería una injusticia para muchos que no podrán tener ese honor haciendo igual o más que quienes sean honrados con bautizar instalaciones con sus nombres.

“Que quede claro, ese estadio no tiene nombre, solo el techado de baloncesto el Poder Ejecutivo emitió un decreto nombrándolo Fernando Teruel, después ningún otro por la razón explicada”, reveló Luis Elpidio Cumba, nativo de La Vega y director de la Academia Olímpica del Comité Olímpico Dominicano.

Un engaño
“Usted no puede barrer el frente y la galería de su casa y dejar la sala, cocina y los cuartos llenos de basura; eso es lo que se ha hecho aquí, quien pasa por la avenida ve todo bonito... ¡entre, entre aquí para que vea el desastre y lo huela también!”, advierte José Luis Bautista, quien baja a diario desde Jarabacoa a entrenar su escuadra de prospectos.

“El ministro, Jaime David, que venga y pase para que se de cuenta qué es lo que han hecho”.

“EL DEPORTE VEGANO ESTÁ DE EMERGENCIA”
La juventud vegana hace deporte siin buscar una firma millonaria, sino porque sus ancestros dejaron esa herencia.
 

 Bautista, un dinámico comunicador deportivo, reiteró que es un engaño venir a pintar por fuera y dejar toda “esa podredumbre” por dentro.


“Aquí no puede venir gente ¿como usted trae su familia a este play? No hay agua, luz, instalaciones sanitarias, y como nadie lo cuida todo el mundo hace sus necesidades fisiológicas aquí, el que quiere un pedazo de alambre viene y lo busca aquí. No han respetado que en tres ocasiones aquí hemos logrado firmas millonarias, en dólares, con prospectos hechos aquí, en este estadio”, detalló el comunicador.

Sobre puro cemento y torres sin luces
El profesor Manuel Jiménez agregó que entre las calamidades del estadio está la falta de asientos o butacones que se prometieron a la comunidad cuando se albergó la Liga de Verano.

Asimismo, las torres de todo los jardines solo permanece el armazón de metal, porque algunas lámparas fueron quitadas por las autoridades para cambiarlas y otras fueron robadas.

“Ya ni los alambres quedan, no solo de las torres, sino del play, se han robado todo y la gente sigue poniendo el trasero en el cemento pelao, esos dirigentes que hicieron su negocio para traer las butacas del estadio hace varios años, la gente tiene que marcarlos y denunciarlos”, acusa Jiménez.

Denunció que también los dos estadios de béisbol infantil que había en el pueblo fueron ocupados los terrenos y convertidos en un centro cultural que llevaría el nombre de Juan Bosch, pero que luego zozobró el proyecto y ahora están permutando esas instalaciones al Banco de Reservas.

“Nos han quitado todo, esos plays, donde jugaban cientos de jovencitos pequeñas ligas los desaparecieron e hicieron unos play a diez kilómetros de aquí, donde ni en el transporte público se llega”, dijo el instructor vegano.

Recordó que un afiche de la época de los Juegos Nacionales de 1990 mostraba una docena de inmortales del deporte nativo de La Vega: Elsa Espinola, Celina Sánchez, Onaney Sánchez, Israel Álvarez, Elpidio Jiménez, Enriquillo Sánchez, Alberto Torres, Babio Echavarría, Luis Fernández, Frank Gómez, Bolívar Lara y Manuel Sánchez Acosta y finalizaba con un slogan: “Vegano en nuestro honor... Únete! “El deporte vegano está de emergencia. Creo que solo si nos unimos podremos vencer los males que aquejan y quieren malograr de por vida al deporte vegano”, concluyó el entrenador nacional de triatlón y natación, y asesor deportivo.

JUEGOS DE 1990
La Gran Fiesta Vegana

El Estado Dominicano invirtió alrededor de 6 mil millones en obras y organización de 12 versiones de los Juegos Nacionales, interrumpidos luego de Monte Plata 2006. En 1990 se celebraron en la ciudad de La Vega los IX Juegos Deportivos Nacionales, con la participación de 1,772 atletas, 24 disciplinas y 7 regiones del país.
 

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